jueves, 12 de septiembre de 2013

Fácil

Hace días el apetito se marcho con tus maletas. Jamás me hubiera imaginado el poder de tu presencia en esta habitación, ahora todo está frío y mi casa se ha convertido en un lugar extraño y poco acogedor. Creo que voy a quitar el espejo del comedor. Solo puede traerme recuerdos, y desde hace poco recuerdos eres tú. Te llevaste todo lo demás a pesar de que fuera yo quién se marchaba de tu vida.
Nunca te deje entrar en la mía, soy muy egoísta cuando hablamos de compartir sentimientos. Era tu obligación citarme una lista de palabras desagradables para hacerle daño al músculo hueco y piramidal situado en la cavidad torácica de mi cuerpo al que suelen llamar corazón. Merecía más tortazos de los que fuiste capaz de darme, por ello, no me dio pena sentirme abatida porque mis músculos se habían destensado cuando decidiste plantarme cara y dejarme por ridícula, por cobarde.
Me viene bien comer menos, estoy ahorrando para ir a visitarte, aunque es posible que no quieras volver a verme. No sería capaz de echarte en cara un desprecio, quizás merezca más de uno pero tu espíritu tiene el poder de la comprensión bien arraigado. Hasta en eso he tenido suerte, debo tener un ángel volando por encima de mi cabeza, ojalá decida conocer otro lugar junto a mi. Mientras tanto yo optaré por cambiar las cortinas, los cuadros, las mantas del sofá y las películas de desamor que encuentre olvidadas. Aprenderé a brindar con la copa vacía y así le perderé el miedo a las supersticiones. Será fácil, empezaré por olvidar cómo llegué hasta aquí...

No hay comentarios: