- Lo siento, dijo ella, pero las cosas van a empezar a cambiar
- No, no me refiero a las banalidades que compartimos, supongo que eso puede durar un tiempo más o menos largo. Quiero decir que voy a dejar de quererte, de cualquier forma, ya no me apetece pensarte más. Mis sentimientos no se los merece quién no es capaz de apreciarlos, no son para cualquiera, y lo siento, pero muy a mi pesar, tú te has convertido en eso.
Él soltó sus manos poco a poco y pisó un charco que le manchó de barro las zapatillas y hasta los bajos mal metidos de su pantalón. Él pensaba que no sentía nada, la pasión estaba controlada, se decía a sí mismo, pero se dio cuenta que incluso así, no le apetecía ser cualquiera ni siquiera para ella. Por eso siguió andando y andando hasta que perdió de vista un adiós que a pesar de ser evidente e inevitable, no esperaba tan pronto
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